Los incendios en Australia, un motivo para reflexionar y luchar contra el Cambio Climático

Australia aún vive un estado de emergencia, los incendios acontecidos en las últimas semanas han sido de los más peligrosos y voraces de los últimos años, estos han arrasado con 6 millones de hectáreas (el doble del tamaño de Bélgica) aproximadamente, lo que representa casi siete veces la cantidad de área quemada en la Amazonia en 2019 y tres veces la zona devastada en los incendios forestales de California en 2018.

Los incendios se concentraron en la  costa este y sur, que es donde vive la mayoría de la gente. Estas zonas incluyen áreas alrededor de Sídney y Adelaida; hasta el momento 25 personas han perdido la vida entre bomberos, voluntarios y habitantes y se calcula que 1.588 casas han sido destruidas; en la ciudad de Victoria al menos seis personas siguen desaparecidas y 50 incendios siguen en curso.  

En otros datos se sabe que la cantidad de animales muertos producto de las deflagraciones, incluidas mascotas y ganado, sería cercana a los 500 millones, además de cientos de miles de especies de fauna nativa heridas y desplazadas.
El número total de animales afectados en todo el país podría ser de hasta mil millones, según Christopher Dickman, ecólogo de la Universidad de Sydney.

Por otra parte subsiste al menos la mitad de la población de koalas en Australia, aunque la mayoría sufre una mortífera enfermedad (clamidia), estos ejemplares son clave para «asegurar» el futuro de la especie, cuya población se estimaba en 50.000 individuos antes de los incendios y hasta ahora se encuentra en cifras alarmantes.

La temporada de incendios en Australia es una situación que año con año se tiene en consideración, sin embargo, este año la voracidad de éstos no tiene comparación.  Una de las causas más inmediatas es el fenómeno conocido como dipolo del océano Índico (Niño indio), el cual se refiere a la diferencia en las temperaturas de la superficie del mar en zonas opuestas del océano Índico lo que genera importantes sequías en el sudeste asiático y Australia que incrementan la fuerza de los incendios. 

Otra de las causas de la propagación de los incendios son las ráfagas de viento de hasta 96 kilómetros por hora, las cuales permitieron que las llamas se expandieran rápidamente. La intensa temporada de sequía, la más dura en los últimos 120 años, propició que New South Wales y Queensland se convirtieran en los estados más golpeados por el fenómeno, allí las lluvias son casi nulas desde principio de 2017 y su vegetación está casi muerta desde entonces. 

Con toda esta situación Australia estableció dos récords de temperaturas en el año 2019, el primero el 17 de diciembre alcanzando un máximo de 40.9°C y al día siguiente 41.9°C. Aunado al fenómeno dipolo del océano Índico, el cambio climático podría incrementar la intensidad de estos fenómenos de incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Suponiendo que las emisiones continúen aumentando, se proyecta que durante este siglo la frecuencia de eventos dipolos positivos extremos aumentaría de uno cada 17.3 años a uno cada 6.3 años. Una vez más, el cambio climático está dando de sus consecuencias y esto podría ser sólo una parte más de lo que nuestro planeta podría experimentar los próximos 20 años.

No debemos ser testigos ajenos a esta tragedia ambiental, existen muchas formas de colaborar y aportar desde nuestros lugares de origen, actualmente la Cruz Roja en Australia está haciendo una colecta para ayudar a la evacuación y a los albergues. El Ejército de Salvación está trabajando para brindar alimento a las personas afectadas y a los voluntarios que buscan apagar el fuego.

También la Sociedad de San Vicente de Paúl busca dinero para ayudar en la próxima reconstrucción de las casas en las familias. Sumado a esto, el Hospital de Koalas en Port Macquarie tiene un GoFundMe para ayudar a los cientos de animales que han rescatado.Otro ejemplo es el Hospital de Fauna Silvestre Corrumbin, el cual busca recursos para atender a más de 11 mil 500 pacientes. 

Sin embargo, una de las soluciones a largo plazo es ayudar a reducir tu huella ecológica cambiando tus hábitos de consumo, evitemos el uso de plásticos, reduzcamos el uso del automóvil y apostemos más por las energías renovables y/o autosustentables, es momento de pensar con seriedad ¿qué estamos haciendo por salvar el planeta y por salvarnos a nosotros?

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